17 de agosto - Inmortalidad del General José de San Martín “El Libertador de América”

 

El legado de San Martín en estos tiempos desafiantes

San Martín falleció el 17 de agosto de 1850 en Boulogne Sur Mer, Francia. Aunque su legado excede en mucho sus hazañas militares San Martín es, además, una convicción, un rumbo, una propuesta de país y de relación con el mundo, y su historia tiene como verdaderos hitos cuatro grandes batallas: tres victorias y una derrota contra las fuerzas realistas.

Las recordamos como nombres de calles, de pueblos o de estaciones de tren, a menudo sin saber en qué consistieron y qué importancia tuvieron en el proceso emancipador y libertador. Las Batallas de Maipú, Chacabuco y Cancha Rayada, y la batalla de San Lorenzo el 3 de febrero de 1813 que es, tal vez, la batalla sanmartiniana que tenemos más presente, en buena parte gracias a la Marcha, en parte gracias a la leyenda de Juan Bautista Cabral, aquel “Soldado heroico”, al que se le atribuye haberle salvado la vida al General antes que el enemigo lo matara con su bayoneta.

En el presente de nuestra historia, frente a esta pandemia y sus contingencias, es importante inspirarnos en los legados de los próceres que nos animan a afrontar la adversidad de estos tiempos desafiantes, dando batalla a lo que atenta contra la humanidad, la hermandad de los pueblos y naciones, como a dar pelea en la protección de derechos y cumplimento de nuestros deberes, como el cuidado del medio ambiente de nuestra casa común.

Es importante destacar los principios y valores expresados en el tiempo sabio de su vejez, que dejara a su hija Merceditas y en ella a todo el que quiera escuchar, para orientar sus pasos en la vida.

En estas frases o máximas no sólo se dejan ver las virtudes civiles del Libertador sino también el profundo amor de un padre y la importancia del respeto al prójimo. En la “máximas” se destaca la caridad siempre presente hacia los pobres, el valor del esfuerzo y el trabajo, el respeto a la propiedad ajena, el cuidar la amistad desde la virtud de la confianza y el guardar lo confiado, la apertura a las creencias y la búsqueda de Dios, el buen trato en especial a los más vulnerables, el cuidado de las personas queridas en especial la mayores, la prudencia, el utilizar pocas palabras pero ciertas, cuidarse de los vicios, el amor a la verdad y el aborrecer la mentira, la humildad, el respeto a la naturaleza, la unidad de la familia y el tener presentes los valores para afrontar cualquier miedo o codicia.

Y mirando estos principios Sanmartinianos nos preguntamos

¿Cuánto nos queda aún por aprender, tomar conciencia, revitalizar lo valioso expresado hace más de 150 años?

¿Qué nos podría pasar actualmente como ciudadanos, hermanos de una patria grande, intentando al menos seguir algunos de ellos?

¿Cuántos “progresos” hacemos en lo tecnológico y en las “comunicaciones”, pero cuánto tenemos que avanzar en cuanto a valores esenciales que saquen y cuiden lo mejor de nosotros?

En estos tiempos desafiantes y convulsionados, donde mucho de lo acostumbrado cambió, donde la crisis dispara muchas veces la desesperanza, donde podemos extraviar el camino… en especial miremos a la sabiduría de quienes se jugaron la vida buscando la libertad, entregando un legado sin tiempo, que atraviesa toda nuestra humanidad buscando encender lo bueno que hay en cada argentino.

Una película que nos ayuda a dimensionar alguna de las gestas patrióticas de nuestro prócer y como buena oportunidad para repasar su historia es Revolución. El cruce de los Andes, (con Rodrigo de la Serna) que se encuentra disponible en Youtube.