Hace 447 años, un 6 de julio de 1573, se fundaba “Córdoba de la Nueva Andalucía”. Jerónimo Luis de Cabrera fue quien lo hiciera sobre la margen izquierda del río, que los aborígenes nativos, llamaban Suquía.

Nuestra querida Ciudad de Córdoba es una tierra fecunda y multifacética, en cuanto a la convivencia de una diversidad de paisajes, habitantes, culturas, religiones, educación e historia.

Reconocida como la “docta” por representar su fuerte apuesta a la educación y formación, receptando una gran proporción de la demanda educativa del centro y norte del país, como a la investigación y las ciencias.

La ciudad de Córdoba es reconocida además por su vida turística que no se acaba en la belleza natural de sus serranías vecinas, sino que dentro de la misma traza urbana contiene valores que ameritan detenimiento, como su Manzana Jesuítica que forma parte del Patrimonio Cultural de la Humanidad UNESCO, sus museos, plazas, parques, paseos y enorme oferta gastronómica, sumado a la vida nocturna y las propuestas artísticas de gran diversidad.

Tierra de grandes hitos históricos, que marcan un impronta rebelde, independiente e innovadora. En estos tiempos en que nos encontramos unidos dando lucha, es necesario apelar a nuestra capacidad de levantarnos y afrontar la adversidad, con creatividad e innovación, y especialmente con solidaridad en el sostenimiento mutuo, reflejando como cordobeses esas actitudes comprometidas, colaborativas y participativas en la preservación de aquello que nos identifica como comunidad.